Orientacion espacial en educacion infantil
Orientacion espacial en educacion infantil
Contenidos
Actividades de orientación espacial
JIMENEZ-GESTAL, Clara; BERCIANO, Ainhoa y SALGADO, María. Cómo desarrollar la habilidad de orientación espacial en un contexto significativo en Educación Infantil: implicaciones didácticas. Educ. mat [en línea]. 2019, vol.31, n.2, pp.61-74. Epub 15-jun-2020. ISSN 1665-5826. https://doi.org/10.24844/em3102.03.
En este trabajo presentamos una práctica docente diferente en Educación Infantil que favorece el desarrollo de la capacidad espacial temprana y, especialmente, de las habilidades relacionadas con las tareas de orientación espacial. Para ello, se ha diseñado una secuencia de actividades basada en la Educación Matemática Realista que puede ser implementada en el aula de Educación Infantil con niños de entre 3 y 6 años. Además del diseño y la puesta en práctica, se muestran las peculiaridades de la implementación en cada curso y algunas producciones realizadas por los niños en función de la edad y su aprendizaje para ver los avances en cada caso.
La importancia del razonamiento espacial en las matemáticas de la primera infancia
Annie, la recién nacida, está alterada. Emite un gemido agudo mientras agita sus extremidades. Su padre le habla con suavidad, arropando sus brazos y piernas y envolviéndola con una suave manta. La mece y le canta una suave canción de cuna. Annie se calma poco a poco, establece contacto visual y empieza a arrullar a dúo con su padre.
Incluso cuando están angustiados, los bebés nacen preparados para responder a experiencias sensoriales agradables. La visión de una cara sonriente, la presión táctil de una manta e incluso el olor de su padre influyen en la capacidad del bebé para recogerse y organizarse. Un “sentido del cuerpo” emergente e inconsciente le ayuda a orientarse en relación con otras personas y objetos.
Los bebés descubren visualmente su cuerpo cuando notan por primera vez sus manos. Cuando un bebé puede sujetar objetos, ha alcanzado un hito en su capacidad para comprender las relaciones espaciales. Por ejemplo, Jason, de 6 meses, sostiene un sonajero y lo examina atentamente. Lo agita, lo mira, lo vuelve a agitar y se lo lleva a la boca. La propiocepción -el sentido de la posición y el movimiento de su propio cuerpo- le ayuda a controlar sus movimientos. Hay terminaciones nerviosas en las articulaciones y los músculos de los dedos, la muñeca y el brazo que envían señales al cerebro. A continuación, el cerebro envía señales a su cuerpo, lo que le permite coordinar su visión, el control de sus músculos y la planificación de sus movimientos. Miles de neuronas que se disparan en su sistema nervioso central le permiten alcanzar el objetivo deseado: explorar ese objeto interesante con la boca.
Problemas de orientación espacial
A Monique, como a muchos niños pequeños, le encantaba vaciar y llenar todo. Llenaba ollas y sartenes con bloques de madera, quitaba la tapa de su cubo clasificador de formas y lo llenaba con pelotas de goma, y se deleitaba vaciando su pequeña cesta de juguetes. Al mismo tiempo, a través de las interacciones con los cuidadores, aprendía palabras y frases posicionales como dentro, encima y debajo.
Poco después de su segundo cumpleaños, mientras jugaba con su juego de bloques de madera, Monique se fijó en una esfera situada junto a la base de un cono y anunció “¡I-skeem!” con entusiasmo. Su madre, al mirar, tardó un minuto en darse cuenta de que Monique veía lo que parecía un cono de helado en la disposición de los bloques.
Varios meses después, en el colegio, Monique estaba enterrando juguetes en el arenero. El profesor Jorge la observó mientras escondía dos juguetes pequeños. Después de hablar con ella sobre las “semillas” (esa misma mañana habían leído “La pequeña semilla”, de Eric Carle), observó cómo la niña recuperaba con precisión ambos juguetes del lugar donde los había enterrado.
Nuestro mundo visual y táctil está formado por objetos situados en el espacio. Comprender los atributos de esos objetos y dónde se encuentran (y, sobre todo, cómo podemos llegar a ellos) son algunos de los aspectos más importantes del desarrollo en la vida de un niño pequeño. He aquí algunas razones:
Habilidades de orientación espacial
Las investigaciones sugieren que el aprendizaje temprano de las matemáticas por parte de los niños de preescolar -incluyendo las habilidades de pensamiento espacial- está relacionado con el éxito posterior tanto en lectura como en matemáticas. El pensamiento espacial implica que los niños aprendan a navegar por su entorno, a utilizar mapas y diagramas para resolver problemas y a seguir instrucciones. Estas habilidades están vinculadas a los logros posteriores en los campos STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), y estas habilidades crecen enormemente entre los 3 y los 5 años. Aquí tienes algunos consejos para apoyar el pensamiento espacial de tu hijo en edad preescolar.
Realizar actividades y juegos en casa puede mejorar positivamente las habilidades de pensamiento espacial de los preescolares. Estas actividades incluyen la resolución de rompecabezas y laberintos, el juego con bloques y el uso de palabras espaciales (derecha, izquierda, debajo, cerca, lejos).
La lectura de libros que incluyen palabras o ideas espaciales puede ser una forma eficaz de fomentar el pensamiento espacial. Por ejemplo, dos libros de Julie Dillemuth ayudan a fomentar el aprendizaje espacial. En Lucy in the City, un mapache perdido intenta encontrar el camino a casa. En Mapping My Day, una niña utiliza mapas a lo largo de su día.