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Normas y limites en educacion infantil

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“Una cosa es que un niño quiera conocer los ‘límites de la aceptación de sus padres’ y otra totalmente distinta es que quiera que sus padres establezcan esos límites en su comportamiento” (Dr. Thomas Gordon, Parent Effectiveness Training.P.E.T.).

Pues bien, me preocupa que cuando nosotros (los adultos) pensamos en términos de “poner límites” al comportamiento de un niño, cimentamos la creencia de que los adultos siempre saben más, que los niños necesitan que se les diga lo que tienen que hacer, y fomentamos que nuestros hijos sean dependientes, en lugar de que aprendan a ser independientes. Creamos y mantenemos un desequilibrio de poder, porque “ponemos límites” sin dar una razón, sin escuchar a nuestro hijo, sin invitarle a encontrar una solución, sin darle la oportunidad de mostrarnos su propia sabiduría.

(Antes de continuar, permítanme aclarar. NO estoy defendiendo la “crianza permisiva”, en la que los niños no tienen pautas, reglas o expectativas. Tampoco apoyo la crianza “autocrática”, en la que el padre ejerce todo el poder. En cambio, prefiero un enfoque inclusivo, basado en las relaciones, en el que los padres guían respetuosamente a sus hijos hacia un comportamiento aceptable)

Establecer ejemplos de límites

Joey, de cuatro meses, se contonea y lloriquea mientras su maestra lo lleva suavemente al cambiador. “¿Tienes el pañal mojado, Joey? ¿Estás incómodo?”. La pareja se mira a los ojos mientras la maestra le explica en voz baja: “Voy a quitarte el pañal mojado”. El contoneo de Joey disminuye y se queda mirando fijamente mientras ella le habla durante el cambio de pañal. Joey responde añadiendo de vez en cuando un gorjeo o un arrullo a la conversación. Su mundo se está convirtiendo en un lugar predecible en el que un adulto cariñoso sigue sus señales y le proporciona una atención personalizada durante sus rutinas diarias.

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Un bebé necesita sentir que hay un adulto especial para él, un maestro que pueda entender las expresiones faciales y el lenguaje corporal del bebé, como la maestra de Joey, que sabía que su gemido significaba que estaba mojado. Un bebé se vuelve más organizado y autorregulado cuando un profesor constante le ofrece un cuidado diario afectuoso e individualizado.

Las rutinas son una oportunidad para que el profesor y el niño pequeño se presten una atención especial. Por ejemplo, Shaniqua, de 18 meses, se viste con la ayuda de su maestra. Gruñe cuando intenta meter el pie en la zapatilla. Su profesora comenta: “¡Qué fuerte estás empujando! Esta zapatilla te aprieta un poco el pie”. Después de unos cuantos empujones más, el pie de Shaniqua finalmente se desliza y simultáneamente dan un gran suspiro de alivio. “¡Vaya, ha sido un trabajo duro! Ahora podemos salir a la calle”.

Explicar al niño por qué hay que establecer objetivos y límites para su comportamiento

Lo que necesito: Necesito leche, un entorno sin humo, un lugar cálido para dormir, abrazos y besos, y escuchar tu voz cariñosa. No es demasiado pronto para cantarme o leerme. Cuanto más me hables y me presentes cosas diferentes, más aprenderé.

Cómo soy: ¡Soy muy ocupado! ¡Me gusta explorar todo! Gateo, me siento, tiro de los muebles, agarro objetos y entiendo órdenes sencillas. Me gusta estar con otros bebés y reacciono a sus alegrías y tristezas.

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Lo que necesito Que me dejes tocar las cosas. Déjame probar cosas nuevas con tu ayuda, si la necesito. Necesito límites firmes y consistencia. Por favor, elógiame. Cuanto más hables conmigo, antes te diré cómo me siento y qué necesito. Necesito que me observes y que entiendas por qué estoy molesto o enfadado. Necesito tu comprensión y paciencia. Quiero una rutina. Necesito que no te importe el desorden que a veces hago. Necesito que me digas que lo sientes si te has equivocado. Y que me leas una y otra vez.

Si lo quiero, es mío. Si te lo doy y luego cambio de opinión, es mío. Si te lo quito, es mío. Si es mío, nunca será de nadie más, pase lo que pase. Si construimos algo juntos, todas las piezas son mías. Si se parece a lo mío, es mío.

Poner límites en el aula: cómo superar la danza de la disciplina en el aula por robert j. mackenzie

Denita tiene 5 años. Se queja no sólo cuando la dejan en la guardería, sino durante la mayoría de los otros momentos en los que va de un sitio a otro. Una vez que se interesa por una actividad, la atención de Denita se centra por completo hasta que otro niño intenta unirse a ella o se le pide que deje la actividad. Entonces arremete, normalmente lanzando un juguete o desordenando un rincón de la habitación. Durante el tiempo de grupo, llora hasta que se le permite sentarse en el regazo del profesor. Los profesores le dan tiempo de espera en la silla de frijoles, lo que no parece importarle. Cuando llega la hora de irse a casa, llora. Sus profesores y sus padres están frustrados.

  Cuales son las funciones de la educacion infantil

La disciplina consiste en guiar al niño y enseñarle a entender los límites en casa o en otros entornos. Aunque se pueden establecer normas sobre cómo deben comportarse, la mayoría de los niños no empiezan a actuar con autocontrol hasta la edad media (entre los 7 y los 9 años). Para los niños más pequeños, la disciplina incluye el aprendizaje del autocontrol.

Los niños deben pasar por varias etapas de aprendizaje y desarrollo a medida que maduran. Los problemas de disciplina son una parte normal del desarrollo infantil. Aunque parece que hay comportamientos “buenos” y “malos”, cada etapa tiene un lado positivo y otro negativo. Tanto los padres como los profesores deben entender estas etapas de desarrollo para determinar qué comportamiento pueden esperar de forma realista y para decidir si el comportamiento de un niño es apropiado.