Master falsos universidad rey juan carlos
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Cristina Cifuentes asiste al pleno del Ayuntamiento de Madrid, un día después de que se conociera el escándalo que la acusa de falsificar un máster universitario. Fotografía: Emilio Naranjo/EPA
La presidenta de la Comunidad de Madrid se defiende de las peticiones de dimisión tras las acusaciones de haber obtenido un máster universitario fraudulento en una universidad pública y de haber mentido repetidamente para ocultar sus huellas.
En marzo, el periódico El Diario publicó una serie de revelaciones que ponían en duda la legitimidad del posgrado en Derecho Autonómico que Cifuentes obtuvo en 2012. La carrera, de un año de duración, en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, incluía 1.500 horas de clase, estudio y presentación, y los alumnos debían asistir al menos al 80% de las clases.
El caso también ha manchado a la universidad, que, según El Diario, actuó en connivencia con la política para intentar tapar el asunto con papeles falsos. “Cifuentes no ha dejado de mentir y la única duda es si seguirá mintiendo o finalmente dimitirá con la poca dignidad que le queda”, señala el diario.
Los efectos ocultos de los descubrimientos epigenéticos
El Tribunal Superior de Justicia regional no ha encontrado pruebas concluyentes de que Cifuentes, que fue presidenta del Gobierno entre 2015 y 2018 con el conservador Partido Popular (PP), ordenara la falsificación de un documento que acreditaba que había realizado y defendido un trabajo de fin de máster en derecho público autonómico en la Universidad Rey Juan Carlos.
Sin embargo, la sala de tres jueces ha condenado a tres años de prisión a María Teresa Feito, ex consejera del Gobierno regional, mientras que a Cecilia Rosado, que reconoció en el juicio que falsificó personalmente el documento, se le ha impuesto una pena de un año y seis meses de cárcel.
La carrera política de Cifuentes terminó tras las revelaciones de que nunca había completado los cursos para la licenciatura, y que podría no haber defendido su tesis final. Cuando un periódico digital destapó la historia en marzo de 2018, Cifuentes presentó un documento de la universidad que certificaba que un tribunal de tres miembros había escuchado su tesis el 2 de julio de 2012.
Pero dos de esas personas negaron posteriormente haber estado allí o haber firmado algún documento. Tanto ellos como el director del Instituto de Derecho Público (IDP) de la universidad denunciaron presiones de altos cargos de la universidad para que presentaran papeles que respaldaran la afirmación de Cifuentes sobre la finalización de su carrera.
Los 10 casos más rápidos de la juez judy
Cristina Cifuentes asiste al pleno del Ayuntamiento de Madrid, un día después de que se conociera el escándalo que la acusa de falsificar un máster universitario. Fotografía: Emilio Naranjo/EPA
La presidenta de la Comunidad de Madrid se resiste a pedir su dimisión tras las acusaciones de haber obtenido fraudulentamente un máster universitario en una universidad pública y de haber mentido repetidamente para ocultar sus huellas.
En marzo, el periódico El Diario publicó una serie de revelaciones que ponían en duda la legitimidad del posgrado en Derecho Autonómico que Cifuentes obtuvo en 2012. La carrera, de un año de duración, en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, incluía 1.500 horas de clase, estudio y presentación, y los alumnos debían asistir al menos al 80% de las clases.
El caso también ha manchado a la universidad, que, según El Diario, actuó en connivencia con la política para intentar tapar el asunto con papeles falsos. “Cifuentes no ha dejado de mentir y la única duda es si seguirá mintiendo o finalmente dimitirá con la poca dignidad que le queda”, señala el diario.
La cautivadora carrera de la infractora
Cristina Cifuentes, responsable de la Comunidad de Madrid y miembro del Partido Popular (PP) del presidente Mariano Rajoy, es sospechosa de haber obtenido el título de la Universidad pública Rey Juan Carlos de Madrid falsificando las notas de dos unidades, según informan los medios locales.
Con ello, el partido también esperaba cerrar filas y hacer frente al ascenso de Ciudadanos, a la prolongada crisis separatista de Cataluña y al presupuesto de 2018 que el Gobierno en minoría del presidente Mariano Rajoy no consigue aprobar por falta de apoyo parlamentario.