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Sesiones de educacion fisica para primaria expresion corporal

programas de educación física en las escuelas

El mercado laboral exige una sólida presencia en la escuela de las lenguas extranjeras. Somos conscientes de la importancia de poder comunicarse en, al menos, una lengua extranjera. Las clases bilingües son una oportunidad para mejorar el nivel de inglés de nuestros alumnos a través de las clases de Educación Física.

Los profesores de Educación Física y de Inglés trabajarán conjuntamente para combinar y reforzar el vocabulario relativo, de manera que durante las clases semanales complementarias de inglés, los alumnos tendrán la oportunidad de repasar dicho vocabulario.

Al principio del periodo, se informará a los padres y a los alumnos de los objetivos, para motivarlos y que no tengan miedo a participar en un programa especial. Intentaremos enfocar esa curiosidad inicial y fomentar sus ganas de aprender.

Para evaluar a los alumnos de Educación Física bilingüe, deberemos utilizar los criterios de evaluación que aparecen en nuestro programa de Educación Física. En ningún caso el uso del inglés afectará negativamente a sus notas de Educación Física ni a los contenidos propuestos en la misma.

La evaluación será continua. En cada unidad didáctica el profesor recogerá datos del desarrollo individual, para compartirlos con el coordinador de planificación, para reajustar y mejorar el proceso, para informar y motivar a los alumnos.

cómo promover la actividad física en las escuelas

– La participación en los deportes intra y extraescolares ha florecido en los últimos 40 años; sin embargo, los sistemas escolares deben garantizar que haya oportunidades deportivas equitativas para los jóvenes en todos los tipos de entornos escolares y en todos los niveles de estatus socioeconómico.

– Invitar a las familias de los estudiantes y a otros miembros de la comunidad a participar en el desarrollo de programas antes y después de la escuela, incluidos los deportes y el transporte activo, aumentará la sostenibilidad del programa.

Se ha afirmado que, si bien la inversión de la epidemia de obesidad no es responsabilidad exclusiva de las escuelas, es poco probable que la tendencia cambie sin la ayuda de éstas (Siedentop, 2009). Las escuelas son un lugar ideal para la implementación de comportamientos saludables porque atienden a más de 56 millones de jóvenes en los Estados Unidos; porque los jóvenes pasan una gran cantidad de tiempo en la escuela; y porque las escuelas ya tienen el acceso, el personal, el equipo y el espacio para implementar programas de actividad física.

Las oportunidades de actividad física en las escuelas adoptan principalmente la forma de instrucción formal en educación física para todos los estudiantes y el atletismo basado en el deporte para los talentosos e interesados. Aunque la educación física es una asignatura escolar obligatoria, las clases pueden impartirse con poca frecuencia y los niños que las cursan suelen acumular sólo bajos niveles de actividad física (Simons-Morton et al., 1994). Según Tudor-Locke y sus colegas (2006), los programas de educación física suelen proporcionar sólo entre el 8 y el 11 por ciento de la actividad física diaria recomendada para los alumnos. Sin embargo, un meta-análisis de la literatura reveló que la educación física puede ayudar a los niños a alcanzar hasta el 40 por ciento de los 60 o más minutos diarios recomendados de actividad física vigorosa o

por qué es importante la educación física

– La participación en los deportes intra y extraescolares ha florecido en los últimos 40 años; sin embargo, los sistemas escolares deben garantizar que haya oportunidades deportivas equitativas para los jóvenes en todo tipo de entornos escolares y en todos los niveles de estatus socioeconómico.

– Invitar a las familias de los estudiantes y a otros miembros de la comunidad a participar en el desarrollo de programas antes y después de la escuela, incluyendo el deporte y el transporte activo, aumentará la sostenibilidad del programa.

Se ha afirmado que, si bien la inversión de la epidemia de obesidad no es responsabilidad exclusiva de las escuelas, es poco probable que la tendencia cambie sin la ayuda de éstas (Siedentop, 2009). Las escuelas son un lugar ideal para la implementación de comportamientos saludables porque atienden a más de 56 millones de jóvenes en los Estados Unidos; porque los jóvenes pasan una gran cantidad de tiempo en la escuela; y porque las escuelas ya tienen el acceso, el personal, el equipo y el espacio para implementar programas de actividad física.

Las oportunidades de actividad física en las escuelas adoptan principalmente la forma de instrucción formal en educación física para todos los estudiantes y el atletismo basado en el deporte para los talentosos e interesados. Aunque la educación física es una asignatura escolar obligatoria, las clases pueden impartirse con poca frecuencia y los niños que las cursan suelen acumular sólo bajos niveles de actividad física (Simons-Morton et al., 1994). Según Tudor-Locke y sus colegas (2006), los programas de educación física suelen proporcionar sólo entre el 8 y el 11 por ciento de la actividad física diaria recomendada para los alumnos. Sin embargo, un meta-análisis de la literatura reveló que la educación física puede ayudar a los niños a alcanzar hasta el 40 por ciento de los 60 o más minutos diarios recomendados de actividad física vigorosa o

más educación física en las escuelas

Los juegos deportivos tradicionales, aquellas actividades recogidas por Brueghel el Viejo (1560), Stella (1657); Gomme (1894), y Grupos Etniker Euskalerria (1993), constituyen un activo importante para la educación física (EF) al menos en tres sentidos: epistemológicamente, nos permiten pensar qué es la acción y la motricidad humana en relación con la cultura, la historia y la sociedad; pedagógicamente, nos permiten considerar cuáles son nuestras opciones a la hora de proponer objetivos y diseñar currículos; y didácticamente, nos impulsan a cuestionar cuáles pueden ser nuestros recursos a la hora de enseñar en educación física y deportes. Las aguas turbulentas de los años 60, una década que comenzó con la caída del “telón de acero” y terminó con el ascenso de la humanidad a la luna, también agitaron la forma de considerar los juegos y los deportes a ambos lados del Canal de la Mancha en lo que respecta a la educación física. En este sentido, nos proponemos reflexionar sobre estos tres temas al tiempo que intentamos encontrar una respuesta a una pregunta sobre la que hemos reflexionado últimamente: ¿Por qué los juegos tradicionales están ausentes de la lógica de los Juegos de Enseñanza para la Comprensión (TGfU)?

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