Importancia de las emociones en educacion infantil
Importancia de las emociones en educacion infantil
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Qué es el desarrollo emocional en la primera infancia
Las experiencias que viven los niños en sus primeros años de vida tienen un enorme impacto en su desarrollo futuro. Criar a un niño para que alcance su máximo potencial es como construir una catedral, y aunque sentar las bases iniciales y construir los cimientos puede no ser la parte más glamurosa o exteriormente impresionante del trabajo, es absolutamente esencial para su eventual capacidad, fuerza y resistencia.
La primera infancia es un momento crucial para aprender a reaccionar ante el estrés, hacer amigos, manejar los conflictos, cuidar de los demás, esperar con paciencia y seguir las reglas. El dominio de estos conceptos en una etapa temprana de la vida allana el camino hacia el éxito personal y la felicidad a lo largo de la vida adulta, por lo que el desarrollo social y emocional es una parte vital de la educación infantil. Nunca es demasiado pronto para empezar a practicar las habilidades que contribuirán a la alfabetización social y emocional permanente.
El desarrollo social y emocional comienza al nacer e incluye muchas áreas de crecimiento. Aunque muchos de los elementos que intervienen en el desarrollo de estos rasgos en la infancia parecen una parte natural del proceso de crianza, comprender la importancia de fomentar estos comportamientos es un componente clave para ser un cuidador experto.
Por qué es importante el desarrollo emocional en la educación física
El aprendizaje emocional comienza a una edad muy temprana, cuando los niños descubren una amplia gama de emociones, y evoluciona a medida que crecen. Este tema pretende proporcionar una mejor comprensión de las etapas clave del desarrollo emocional, sus impactos, las habilidades interrelacionadas y los factores que influyen en la competencia emocional.
La competencia emocional (CE) es un proceso de desarrollo que comprende tres competencias interrelacionadas 1) la expresión de las emociones; 2) el conocimiento de las emociones; y 3) la regulación de las emociones (es decir, ser consciente de las propias emociones y modificarlas cuando sea necesario). A una edad temprana, los niños ya muestran una serie de emociones en situaciones sociales a través de mensajes no verbales (por ejemplo, dar un abrazo, enfadarse). Después, los avances en el desarrollo cognitivo permiten a los niños identificar sus propias emociones y las de los demás, así como las circunstancias que conducen a su expresión. Esta comprensión emocional, a su vez, permite a los niños controlar y modificar sus emociones para hacer frente a situaciones difíciles.
El desarrollo emocional en la primera infancia es importante para varias habilidades interrelacionadas. En comparación con los niños con déficits en el desarrollo emocional, los niños con un CE desarrollado tienen más probabilidades de: 1) mantener el aprendizaje; 2) tener comportamientos empáticos y prosociales; 3) expresar emociones apropiadas en diversos contextos; 4) utilizar estrategias de adaptación para hacer frente a las emociones negativas o perturbadoras (por ejemplo, la ira); y 5) reducir varios factores de riesgo asociados a la psicopatología. En conjunto, estas capacidades predicen el éxito escolar temprano de los niños y las relaciones interpersonales positivas con sus compañeros y familiares.
Cuál es la importancia del desarrollo emocional
En sus primeros años de vida, los niños pequeños adquieren habilidades sociales y emocionales, como regular las emociones, compartir con los demás y seguir instrucciones. Estas habilidades sientan las bases para el desarrollo de la alfabetización, la aritmética y otras capacidades cognitivas que son fundamentales para el éxito en la escuela y en la vida.
Un desarrollo social y emocional sano se basa en las relaciones afectivas y receptivas con los miembros de la familia y otros cuidadores, incluidos los que prestan atención en los entornos de aprendizaje temprano. Los profesionales de la atención y educación tempranas en las aulas de cuidado infantil y preescolar son socios importantes para apoyar el desarrollo social y emocional y garantizar que los alumnos más jóvenes estén preparados para la escuela y en el camino hacia el éxito.
Las legislaturas estatales suelen considerar políticas y recursos para apoyar la preparación escolar. Cada vez más, la legislación para mejorar el bienestar social y emocional de los primeros alumnos se considera un componente crucial para promover el éxito en la escuela.
Durante sus primeros años de vida, el cerebro de los niños se desarrolla rápidamente, al igual que su capacidad para aprender habilidades sociales y emocionales esenciales. El desarrollo social y emocional en los primeros años, también denominado salud mental de la primera infancia, se refiere a la capacidad emergente de los niños para:
Desarrollo socioemocional en la primera infancia
En sus primeros años de vida, los niños pequeños adquieren habilidades sociales y emocionales, como regular las emociones, compartir con los demás y seguir instrucciones. Estas habilidades sientan las bases para el desarrollo de la alfabetización, la aritmética y otras capacidades cognitivas que son fundamentales para el éxito en la escuela y en la vida.
Un desarrollo social y emocional sano se basa en las relaciones afectivas y receptivas con los miembros de la familia y otros cuidadores, incluidos los que prestan atención en los entornos de aprendizaje temprano. Los profesionales de la atención y educación tempranas en las aulas de cuidado infantil y preescolar son socios importantes para apoyar el desarrollo social y emocional y garantizar que los alumnos más jóvenes estén preparados para la escuela y en el camino hacia el éxito.
Los órganos legislativos estatales suelen estudiar políticas y recursos para apoyar la preparación escolar. Cada vez más, la legislación para mejorar el bienestar social y emocional de los primeros alumnos se considera un componente crucial para promover el éxito en la escuela.
Durante sus primeros años de vida, el cerebro de los niños se desarrolla rápidamente, al igual que su capacidad para aprender habilidades sociales y emocionales esenciales. El desarrollo social y emocional en los primeros años, también denominado salud mental de la primera infancia, se refiere a la capacidad emergente de los niños para: